En este cautivador trabajo, la fotógrafa explora la inocencia y la sensualidad a través de una reinterpretación moderna del cuento de Blancanieves. La modelo, cuya piel blanca como la nieve evoca la pureza del personaje clásico, se sumerge en un viaje de autodescubrimiento frente a la cámara.
Las imágenes capturan una dualidad fascinante: la fragilidad y la fuerza, la timidez y la audacia. A través de poses delicadas y miradas intensas, la modelo revela las múltiples facetas de su personalidad, rompiendo con los estereotipos y desafiando las convenciones.
El escenario, cuidadosamente diseñado, crea una atmósfera onírica y evocadora. Los elementos simbólicos, como la manzana roja y el bosque encantado, aluden a la historia original, pero adquieren un nuevo significado en este contexto contemporáneo.
La iluminación suave y los colores sutiles realzan la belleza natural de la modelo, creando una sensación de intimidad y cercanía. El espectador se siente invitado a compartir su mundo interior, a explorar sus emociones y a conectar con su esencia.
Más allá de la estética, este trabajo invita a la reflexión sobre la identidad femenina, la autoaceptación y el poder de la expresión personal. Es un canto a la libertad y a la individualidad, una celebración de la belleza en todas sus formas.
