En las profundidades de la noche, donde los límites de la realidad se desdibujan, emerge una figura enigmática: una novicia consumida por la oscuridad de los mitos de Cthulhu. Su nombre, 星澜 (Xīng Lán), evoca la inmensidad del cosmos, mientras que el apodo 澜澜 (Lán Lán) sugiere una dulzura perversa, contrastando con la siniestra atmósfera que la rodea.
Esta no es una religiosa común. Ella es una puerta a lo desconocido, un receptáculo de fuerzas ancestrales que acechan más allá de la comprensión humana. Su hábito, símbolo de pureza, se convierte en un lienzo donde se proyectan las sombras de horrores cósmicos. Cada pose, cada mirada, revelan una conexión inquietante con los seres primigenios que duermen en las profundidades abisales.
La sesión fotográfica captura la esencia de esta dualidad. La inocencia aparente de la novicia se mezcla con la decadencia de lo prohibido, creando una tensión palpable que atrae y repele al mismo tiempo. Los símbolos arcanos grabados en su piel, los susurros de lenguas muertas que parecen emanar de sus labios, nos invitan a contemplar un mundo donde la cordura se desvanece y la locura se convierte en la única vía de escape.
A través de su mirada, vislumbramos la inmensidad del vacío, la insignificancia de la existencia humana frente a la inmensidad del cosmos. La 克苏鲁修女 (Kèsūlǔ xiūnǚ), la monja de Cthulhu, se erige como un faro en la oscuridad, guiándonos hacia las profundidades de la pesadilla lovecraftiana. Una experiencia visual perturbadora y fascinante, que nos confronta con nuestros miedos más profundos y nuestra curiosidad por lo prohibido.









